Resultados de 2025: el mercado de materias primas está cansado de la lógica especulativa

Las materias primas como víctima de un desequilibrio estructural
El año 2025 se convirtió en un claro ejemplo de una profunda divergencia de tendencias en los mercados de materias primas. A lo largo del año, el dólar estadounidense actuó no solo como un factor cambiario, sino como un filtro clave a través del cual el mercado reevaluó el valor de los activos de materias primas.
Contrariamente a la regla clásica del movimiento sincronizado de las materias primas, el mercado terminó dividiéndose en dos regímenes claramente diferenciados:
- las materias primas energéticas (petróleo y gas) permanecieron bajo presión debido al equilibrio físico entre oferta y demanda;
- los metales preciosos (oro y plata) mostraron crecimiento impulsado por riesgos macroeconómicos y políticos.
Esta dinámica demostró que el mercado de materias primas ha dejado de funcionar como una sola clase de activos y ha comenzado a responder a distintos grupos de factores.
El trasfondo clave del año fue el debilitamiento del dólar estadounidense y un cambio gradual en las expectativas respecto a la política de la Reserva Federal. El mercado se alejó del escenario de tasas “más altas por más tiempo” hacia expectativas de una futura flexibilización monetaria, lo que influyó directamente en el comportamiento de los inversores en los activos de materias primas.
Para el oro y la plata, un dólar débil se convirtió en un fuerte motor de crecimiento. Para el petróleo y el gas, el factor cambiario resultó secundario y fue incapaz de compensar la debilidad de la demanda y los problemas de exceso de oferta.
Mercados energéticos: dominan los fundamentos
El mercado del petróleo (Brent/WTI) pasó la mayor parte del año bajo presión debido a los excedentes de oferta, una demanda débil y la transformación gradual de la política de la OPEP+.
El mercado del gas fue mucho menos sensible al dólar: en Estados Unidos, la dinámica de los precios del gas estuvo determinada principalmente por las condiciones meteorológicas, los niveles de inventarios, la producción y las exportaciones de GNL. Al mismo tiempo, se mantuvo un vínculo indirecto con el petróleo, a través de contratos vinculados y los volúmenes de gas asociado en la producción petrolera.
La política de EE. UU. como fuente de inestabilidad
Una fuente adicional de inestabilidad fue la política económica y comercial de Estados Unidos:
- aranceles y amenazas de conflictos comerciales;
- retórica agresiva en materia de sanciones;
- conflictos en torno a proveedores individuales de materias primas, incluidos Irán y Venezuela.
Los mercados energéticos interpretaron estos factores como riesgos para el crecimiento global, mientras que los mercados de metales preciosos los consideraron argumentos a favor de la protección del capital. Como resultado, los mismos acontecimientos geopolíticos presionaron los precios del petróleo y, al mismo tiempo, respaldaron al oro y la plata.
La geopolítica provocó repetidamente picos de volatilidad, pero rara vez formó tendencias sostenibles sin la confirmación de una escasez física real. El aumento de la incertidumbre no logró apoyar a los mercados energéticos, pero reforzó la demanda de activos refugio.
Una lección clave para los traders
Para los traders, este período dejó una lección fundamental: no se puede aplicar la misma lógica a distintos segmentos del mercado de materias primas, incluso si reaccionan a las mismas noticias.
La imagen resultante es la siguiente:
- el mercado de materias primas se ha fragmentado;
- el dólar y las expectativas sobre la Fed configuran el trasfondo fundamental general;
- el petróleo y el gas cotizan en función de los equilibrios físicos, no del ruido informativo;
- el oro y la plata incorporan en el precio cualquier forma de incertidumbre;
- la geopolítica afecta a la volatilidad, pero rara vez cambia las tendencias sin confirmación de datos.
Estos principios siguen siendo relevantes también en el primer trimestre.
Perspectiva base a futuro
Para el petróleo y el gas, el escenario base sigue siendo moderadamente bajista. El mercado ya ha descontado la debilidad de 2025 y ahora necesita либо un déficit claro de oferta, o una aceleración de la demanda. La EIA continúa proyectando precios promedio más bajos.
Una fuerte escalada de los conflictos comerciales o eventos de fuerza mayor podría afectar la estabilidad de la oferta. Los flujos físicos de crudo pesado siguen siendo particularmente vulnerables: la presión sobre Venezuela obliga a las refinerías a buscar calidades sustitutas, lo que puede alterar los diferenciales de precios entre calidades incluso si los precios del Brent y del WTI se mantienen estables.
Para el oro, la probabilidad de mantener una tendencia alcista sigue siendo alta.
La plata continúa ofreciendo potencial de subida, aunque su riesgo de corrección es mayor que el del oro. Cualquier noticia relacionada con restricciones de oferta, límites regulatorios o demanda industrial podría activar aún más el componente especulativo del mercado.
Por ello, actuamos con prudencia y evitamos riesgos innecesarios.
¡Ganancias para todos!
